Durante muchos años la ciencia creyó que los procesos mentales se podían dividir en dos: los provenientes del “cerebro izquierdo” y los provenientes del “cerebro derecho”. O las ideas eran más racionales o más intuitivas, más lógicas o más creativas.
A partir de los años 90s, que es cuando se hacen las resonancias magnéticas nucleares, sabemos que las respuestas que damos no son únicamente generadas por una parte del cerebro, sino por las interacciones que se dan en él. Por tanto, renunciar a la idea de elegir entre pensar y sentir para formular ideas o tomar decisiones, resulta mucho más atractivo.
En este sentido, el científico Estanislao Bachrach explica 4 cosas que podemos hacer para fomentar nuestra creatividad, para aprovechar las buenas ideas que todas las personas tenemos y que muchas veces pasamos por alto.
La creatividad no se trata de proponer ideas novedosas de la nada, sino de encontrar combinaciones, conexiones entre ideas que mezcladas dan por resultado algo “nuevo”.
Dicha creatividad no sólo está asociada al arte, sino que tiene que ver o se puede emplear en diversas actividades como por ejemplo:
- El trabajo
- Las relaciones interpersonales
- La vida en familia
- El logro de metas personales
¿Qué podemos hacer entonces para diversificar nuestro mundo de posibilidades y aprovechar el potencial de nuestro pensar/intuir? Esto es lo que Bachrach dice al respecto basado en neurociencias:
- Ejemplos de la historia: esto se refiere a incrementar las experiencias propias o conocer experiencias de los demás, entre más conocemos, más ideas podemos generar. Incluso estas experiencias pueden no estar relacionadas con el “problema” que intentas resolver. Si tienes un conflicto con tu pareja, por ejemplo, dejar de estar dándole vueltas al asunto una y otra vez, “alejarte de esa situación”, puede ayudarte a encontrar la respuesta que estás buscando, tal vez en una película que pusieron tus amigos en la reunión a la que asististe. También nuestras experiencias pasadas, esas que tenemos guardadas en la memoria y que de manera intempestiva aparecen, nos inspiran en momentos en donde podemos decir “se me prendió el foco”. Y en este sentido el siguiente punto.
- Tener claridad mental: antes del momento “flash” o del instante en que “el foco se prende” podemos darnos cuenta que hay momentos en el día en donde estamos más relajados o que nos sentimos más libres. Es probable que nos haya llegado a pasar que dentro de la jornada laboral no encontramos ninguna propuesta creativa a lo que se requería en el trabajo, pero en la noche, mientras nos bañamos, “aparece” una excelente opción. En este sentido, es muy importante que identifiques qué momentos del día o qué circunstancias te contactan con esta sensación de relajación y/o libertad. “El cerebro funciona todo el tiempo, no funciona sólo las dos horas de reunión” dice Bachrach.
- Momento de inspiración: también llamado “flash” es ese momento en donde viene la idea, en donde surge la propuesta de trabajo, la idea para resolver el problema familiar, la forma de acomodar nuestros tiempos en la agenda, etc. Es muy importante valorar estos instantes y darles la importancia que merecen. Cuántas buenas ideas se quedan en eso y no pasan a la práctica.
- Determinación: justo el momento de la práctica o de llevarlas a cabo requiere determinación. Si Pablo Picasso no hubiera llevado a los lienzos sus ideas, no conoceríamos el día de hoy sus pinturas. Y claro, esto no sólo pasa en el campo de la pintura, la ciencia o la tecnología, sino también en muchas pequeñas decisiones personales que tomamos (o no) día con día en nuestras vidas y que cambian los rumbos de la misma.
Finalmente, con esta información del científico Bachrach podemos reflexionar acerca de:
- Qué experiencias nuevas puedo incorporar en mi vida para ampliar mis recursos, a qué clase de baile, cocina, puntura me puedo inscribir.
- Cuántas veces digo “no voy” en vez de “sí voy” a algún lugar donde puedo conocer algo nuevo o interactuar con otras personas.
- Cuántas veces me doy tiempo para relajarme y dar paso a nuevas ideas.
- Comúnmente confío o más bien desconfío de mis ideas.
- Qué pasaría si la siguiente vez que tengo una idea la juzgo menos y la llevo más a la práctica.
Lo que nos dice la ciencia es que al arriesgarnos y probar encontraremos nuevas formas de interactuar en el mundo y de expandir nuestra propia existencia.