El día de hoy quiero compartir contigo una pregunta para reflexionar, ¿quién te ha ayudado a ser mejor? Probablemente identifiques a alguien que te inspiró para ser más paciente o más detallista o que con su ejemplo te ayudó a identificar cómo ser más optimista.
Y es que este contacto con los demás a través de las experiencias de nuestra vida nos ayuda a ir desarrollando nuestro propio carácter y nuestras habilidades. Los seres humanos tenemos una enorme capacidad de adaptación y de aprendizaje, de tal forma que, si así lo decidimos, podemos ir transformándonos día a día y mucha de esa transformación es gracias a lo que vamos aprendiendo de otras personas.
Para profundizar un poco, te sugiero te plantees estas preguntas:
- Quién me ha ayudado a creer en mí. Revisa quiénes de las personas que tienes a tu alrededor te han expresado su entera confianza en ti, puede ser que sean personas que te señalan tus cualidades o que te aplauden tus logros. Cuando pienso en esta pregunta, no puedo dejar de visualizar a mi tía Carmen, ella cada vez que logro algo, así sea pasar a cantar en el karaoke, me dice: “otra vez, lo conseguiste”. Esa frase de aliento me ha ayudado a ir hacia adelante y a ponerme retos cada vez más ambiciosos.
- Quién me ha ayudado a desarrollar una característica que creía que no tenía. Hace unos días me comentaba una persona “yo solía creer que era muy impulsiva y ahora me doy cuenta que desde que vivo con mi pareja, me he vuelto mucho más prudente y he podido no sólo no exaltarme tanto, sino ser más honesta al comunicar mis emociones”. Resulta que justo la pareja de esta persona es muy buena para eso, para respetar sus emociones y comunicarlas a los demás de manera asertiva. Así que piensa en alguna persona que, al ser diferente a ti, te ha ayudado a extender tus posibilidades.
- Quién me ha confrontado. Éste es un punto que a veces no nos gusta tocar, pero si reconocemos con humildad la confrontación, podemos crecer de manera muy significativa. La anécdota que se me viene a la mente en estos momentos es la de una terapeuta que tenía a una consultante que ya llevaba varios meses trabajando una situación difícil, en una ocasión la terapeuta le dijo: “mira, yo creo que ya estás eligiendo sufrir, hace unos meses comprendo que había mucho dolor, pero ahora siento, tú me dirás, que ya estás cayendo en el drama”. Y la respuesta de la consultante fue maravillosa, en el momento se molestó, pero a la siguiente sesión llegó y le dijo a su terapeuta: “tenías razón respecto a esa situación, ya no quiero elegir hacer dramas, me siento mucho mejor”. Que nos digan cosas “bonitas” la mayoría de las veces es halagador, pero también a través de los límites o de los comentarios “fuertes” de las demás personas podemos crecer.
Después de reflexionar sobre estos puntos, ¿cómo te sientes? Es muy probable que vengan a tu mente frases como “soy muy afortunada”, “qué bueno que ocurrió esta situación”. Y es que el reconocer cómo otras personas nos han ayudado es una forma de enfocar nuestro pensamiento en aspectos positivos de nuestra vida. Muchas veces nos la pasamos reflexionando acerca de qué cosas nos hacen falta, qué cosas no tenemos y deberíamos tener, qué estarán pensando las demás personas, qué mal están actuando los demás, etc. y nos olvidamos de lo que sí tenemos. Desde la Psicología Positiva, podemos decir que el sentido de “suficiencia” es algo que se puede cultivar y de esta forma estaremos logrando una vida mucho más significativa, productiva y feliz.
Me encantará que me compartas aquí abajo del artículo tus propias reflexiones, es más, si nombras a alguna persona que te ha ayudado a ser mejor, puedes etiquetarla o compartirle esta publicación para hacerle un reconocimiento público. Hasta la próxima.