En general, las personas prestamos mucho más atención a los acontecimientos negativos de nuestras vidas que a los positivos. Es decir, invertimos gran parte de nuestro día pensando en nuestros pendientes, contratiempos, desencuentros con otras personas, asuntos por concluir, resentimientos guardados, etc. Esto tiene una explicación psicológica importante: necesitamos estar alerta del peligro y tomar precauciones ante lo que nos ocurre o lo que pudiera ocurrir.
Sin embargo, el problema viene cuando sólo nos quedamos ahí y no reconocemos lo que sí está bien en nuestras vidas, por ejemplo: nuestros logros, nuestras capacidades, los acontecimientos inesperados positivos, los encuentros agradables con otras personas, etc.
En los últimos años, los investigadores del campo de la Psicología han encontrado que las personas que también pueden valorar lo positivo que ocurre en sus vidas tienen mejor salud, más capacidad de llegar a sus metas y reportan mayores niveles de felicidad.
Ahora bien, existen diferentes formas de apreciar lo bueno que tenemos en nuestras vidas, no todas nos funcionan de la misma forma. Algo importante de recordar es que las prácticas no son recetas de cocina, son sugerencias que pueden enriquecer de manera significativa y que se pueden adaptar a nuestras necesidades e intereses.
El día de hoy quiero compartir contigo una que a mí me funciona muy bien: preguntarme todos los días cuál fue el mejor momento de mi día. Responder esta pregunta tiene grandes beneficios:
Te quiero poner un ejemplo de este último punto. El día de ayer estaba en el parque México, había ido a pasear con Uma, de repente estábamos las dos sentadas en una banca, yo leía una revista, cuando de repente…vi que pasaban muchos carritos estilo bicicleta doble, me llamaron mucho la atención e investigué de qué se trataba, resulta que se rentan por media hora y una puede andar muy campante paseando por el parque mientras pedalea. ¡Qué divertido!, pensé, y a la vez me daba un poco de pena, ya sabes, lo de la bici por ahora no es mi habilidad más desarrollada, el parque estaba lleno de gente y además, estos “coches del futuro” traen un claxon bastante fuerte.
En fin, el caso es que me acordé de mi ejercicio del mejor momento del día y dije: por qué no, qué tal si esta experiencia se convierte en lo mejor del domingo. Y así fue, le comenté la idea a Uma y a mi novio, estuvieron de acuerdo en la travesía y zaz. Por más de media hora no dejé de sonreír, en realidad de reír sin parar, definitivamente, fue el mejor momento del día.
En la noche, cuando me senté a escribir lo que había ocurrido, noté que seguía feliz. Y es que no es necesario tener una gran producción para tener el mejor momento del día, lo que sí hay que hacer es dedicar tiempo también para las cosas buenas y agradables. Te prometo que los problemas y los desencuentros, esos siempre va a haber, así que por ellos no hay que preocuparse, de que llegan, llegan, lo que sí podemos hacer es enfocar nuestra mente también en lo bueno, en lo que nos enriquece y en lo que nos hace felices.
En fin, me encantará que me escribas aquí abajo en los comentarios, cuál fue tu mejor momento del día de ayer y cómo te puede ayudar esta práctica.
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