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Cómo cambiar la imagen que tenemos de nosotros mismos

La imagen que tenemos de nosotros mismos es esa representación mental que hacemos sobre cómo somos, cuáles son nuestros valores, qué tanto éxito tenemos, etc. Esta imagen se va construyendo desde que somos pequeños y se llega a asumir de manera inconsciente como algo inamovible.

De esta forma, vamos considerando que somos personas eficientes, queribles, valientes, tímidas, inseguras, malas para el amor, buenas para las labores de la casa, exigentes, intransigentes, amorosas, cautelosas, exitosas, responsables, indecisas… Todas estas etiquetas impactan tanto el amor propio como los resultados que obtenemos en la vida.

“Tanto si crees que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”, decía Herny Ford. Esta frase, aunque es muy cierta, no es tan sencilla de llevar a la práctica. Y es que para cambiar la imagen que tenemos de nosotros mismos, no basta con cambiar el pensamiento, sino también con tomar acción.

A continuación algunas recomendaciones:

  1. Apuesta a lo grande. La ciencia en los últimos años ha demostrado que tener expectativas altas respecto a nosotros mismos es favorable. Anteriormente se creía que la decepción ante las expectativas altas era algo con lo que los seres humanos no podíamos lidiar o que afectaba nuestra autoestima. Lo que hoy sabemos es que es mejor apostar por lo grande, y fallar algunas veces, que tener metas mediocres. Así que si lo que tú deseas es cambiar la imagen de ti mismo, es necesario que definas cómo te gustaría ser, qué fortalezas quieres desarrollar y qué metas quieres lograr. Puedes apostar por ser una persona más paciente, incorporar más sentido del humor a tu vida, cultivar el hábito de descansar, alimentarte mejor, etc. O con tus metas: lograr un proyecto grande, ascender en el trabajo, etc.   ¿Por qué esta acción cambia la imagen que tenemos de nosotros mismos? Porque si apostamos a lo grande, estamos diciendo que eso es posible. Piensa esta idea en alguien más: ¿qué opinarías de alguien que no es ambicioso en cuanto a sus metas por el miedo al fracaso? Seguramente la respuesta sería que ese alguien tiene mucho miedo o que no se considera suficientemente capaz. Si esto pasa con la opinión que tenemos de alguien más, lo mismo ocurre con nosotros mismos.
  2. Toma acción. Las acciones de los demás cuentan, ¡de igual manera las nuestras! Si una persona el día de hoy te saluda alegremente, probablemente dirías: ¡qué lindo saludo!, se ve que es una persona cariñosa. Exactamente lo mismo con nuestras acciones en lo personal. Si hoy te preparaste un desayuno rico y saludable, lo que te estás diciendo a ti mismo es que eres una persona que se cuida y se respeta. Y así con cualquier otra meta. ¿Cuál es tu meta el día de hoy y qué estás haciendo para lograrla?
  3. Revisa los hechos. Otro punto importante es analizar el pasado dejando a un lado el gran peso del sesgo de negatividad. De pronto, las personas decimos: “soy muy descuidada”, porque una vez en la vida perdimos las llaves de la casa…tomar perspectiva de estas acusaciones tan totalitarias es otra forma de cambiar la idea que tenemos de nosotros mismos. Y se puede con todo, incluso con las etiquetas que nos pusieron cuando éramos pequeños, si creímos que éramos incapaces, arbitrarios, menos que otras personas, podemos recurrir a la realidad para descartar esta idea totalitaria y ser más generosos en esos juicios hacia nosotros mismos.
  4. Darte el permiso de fallar. Este último punto es igual de importante que los anteriores. No se trata ahora de tener una imagen “perfecta” de nosotros mismos, se trata de aceptar que la vida tiene altas y bajas y que el error es un gran maestro. Aunado al punto anterior, aceptar la imperfección nos da la oportunidad de cambiar esa etiqueta totalitaria por alguna más realista. No es que sea descuidada, es que algunas veces he sido descuidada y otras veces, la mayoría, no ha sido así. Eso no quita el peso de la responsabilidad del descuido o de la sensación desagradable, pero sí la pone en perspectiva. Además, piensa por ejemplo en alguna vez en la que te hayas equivocado: ¿qué aprendiste de esa situación?, ¿qué aprendiste de ti mismo?, ¿qué habilidades desarrollaste?, ¿quién te ayudó en esa situación? Incluso, ¿qué te ha permitido conocer/aprender ese error?

Te voy a platicar algo personal, una de las cosas que solía hacer de manera muy regular era decir que “sí” a todo lo que otras personas me solicitaban y pagaba el precio muy alto de esta situación, porque la imagen que tenía de mí misma era que no podía elegir, que era víctima de las circunstancias. Esta situación me llevó a tener un ánimo muy bajo y también algunos accidentes. Hace unos años, decidí que eso iba a cambiar, el cambio no fue fácil, pero ahora me es mucho más sencillo (sin necesidad de horas de introspección) decir “sí” y decir que “no”. Incluso, decir: “una disculpa, te acabo de decir que sí me puedo comprometer con esta situación, pero la verdad es que prefiero no hacerlo”. De esta situación aprendí muchas cosas, una de las más sorprendentes es que ahora me es mucho más fácil lidiar con mis “sí” y con mis “no” y, aquí viene la sorpresa, también me es sencillo lidiar con las respuestas de las demás personas. Definitivamente la imagen de mí misma se enriqueció al respetarme a mí misma y a otros.

¿Te ha pasado algo similar? Que tenías cierta imagen de ti mismo(a) que te afectaba y ahora tienes una distinta. O, ¿te gustaría cambiar algo de la imagen que tienes en este momento?

Me encantará que en los comentarios me digas qué te ha ayudado para tener una mejor imagen de ti misma(o) y también qué te parecen las 4 sugerencias del día de hoy.  De esta manera estarás participando y enriqueciendo a otras personas con tus ideas. 

 

Alejandra Lopez
Alejandra Lopez
Directora del Instituto del Desarrollo Óptimo, especialista en Educación y Felicidad.
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