Hacer cosas que nos apasionan es un requisito importante para vivir una vida plena. Pero cuando esa pasión se combina con un talento, una disposición natural para hacer algo con un desempeño casi perfecto, suceden cosas mágicas. Para muestra mi amigo Nacho, un chico fantástico de 26 años de edad.
Nacho y yo nos conocimos hace ya más de 6 años en el foro Shakespeare. Yo había ido a ver una función de “Impro” en la que él actuaba. Recuerdo que ese día me sorprendió muchísimo su carisma y su capacidad para conectar con el público. Debo confesar que nunca había visto que la gente riera tanto en complicidad con un actor.
Un par de años después trabajamos en un proyecto para niños de preescolar. Él junto con Nay, su compañera de equipo, visitaron a más de 2mil niños con una sesión de Terapia de la Risa en la que se promovían valores como el autocuidado, la importancia de la alimentación y el ejercicio. En este otro contexto ocurrió lo mismo: Nacho logró cautivar a los niños de preescolar con su disposición para jugar y su sentido del humor. Y es que así ocurre con nuestros talentos, se muestran en diferentes contextos y es casi imposible ocultarlos.
Hasta este punto ya tenemos pistas para ir encontrando nuestros propios talentos: ¿qué se me facilita hacer?, ¿cuando hago qué la gente me felicita o me reconoce?, ¿qué halagos suelo recibir?
Pero sigamos con la historia. Resulta que a Nacho no sólo se le facilita el mundo escénico, sino que también, ¡le encanta! Su pasión por todo esto lo llevó a estudiar el año pasado con Keith Johnstone, el considerado padre de la Impro. Para quienes no están muy familiarizados con esta corriente, les platico…la Impro es una técnica teatral que se basa en la creación de historias al momento, no hay guiones y la tarea de los improvisadores es pedir ideas al público para que a partir de ellas se haga una historia. Hacer Impro requiere muchas habilidades: atención, generosidad, escucha y también liderazgo. No sólo quienes son actores pueden tomar un taller de Impro, hasta Tal Ben Shahar, mi maestro de Psicología Positiva, lo ha hecho.
En fin, el punto aquí es que la pasión de Nacho y su talento lo llevaron a hacer algo que ningún otro mexicano ha hecho: estudiar con el papá de la Impro y hoy poder practicar su filosofía y su técnica en México. Porque justo uno de los principios de la escuela de Keith es ser más generoso y espontáneo. ¡Igualito a la filosofía de las fortalezas (la combinación de talento y pasión)! Alguna vez le preguntaron a un especialista en Psicología Positiva para qué se nos dieron las fortalezas a las personas y él contestó: para hacer algo por los demás. Y eso es justo lo que Nacho está haciendo, compartiendo lo que aprendió.
Finalmente, parte de lo que más me gustó es que ahora Nacho está promoviendo la capacidad que tenemos las personas para crear mensajes y vender ideas para que las otras personas las hagan suyas.
¡Gracias Nacho! Porque tu historia nos deja un mensaje esperanzador al saber que podemos ir por nuestras metas a través de un camino sincero y con muchas posibilidades de éxito: el de nuestras fortalezas (combinación de pasión y talento).
Así que, para empezar reconocer y usar nuestras fortalezas, aquí algunas preguntas:
Espero que estas preguntas te inspiren a seguir desarrollando tu potencial. ¡Te leo en los comentarios!
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