Desde hace miles de años la gratitud ha sido considerada como un rasgo positivo de carácter. Incluso, los filósofos clásicos la nombraron la mayor de las virtudes.
Hoy en día, la ciencia está demostrado lo que ya se sabía. En palabras del investigador Robert Emmons: “La teoría psicológica y la investigación sobre la gratitud han comenzado a ponerse al día con los elogios filosóficos”.
Y, comenzando por el principio, ¿qué es la gratitud? En el concepto existe consenso. Los investigadores definen la gratitud como el reconocimiento de lo valioso que se ha recibido por parte de los demás o de la vida. La gratitud es considerada como una habilidad (poder identificar lo bueno) y también como una actitud (disposición a ser agradecido) y como un rasgo que forma parte de la personalidad (hay personas naturalmente más agradecidas que otras).
La buena noticia es que todos pueden incrementar sus niveles de gratitud y hacerlo trae beneficios para el estado de ánimo, la satisfacción con la vida, el logro de metas, la salud, las relaciones interpersonales y la capacidad para enfrentar las dificultades. Profundizaremos en este último.
En un artículo de investigación publicado por Emmons, R. A., y Mishra, A. (2012) se explica que las personas más agradecidas son capaces de lidiar mejor con el estrés de los momentos difíciles (como las crisis y las pérdidas).
Las personas que son más agradecidas, cuando pasan por dichos episodios, son más propensas a:
Incluso, los autores señalan que en situaciones de estrés postraumático, la gratitud juega un papel importante. Un estudio hecho con veteranos de guerra en 2006 mostró que aquellas personas que no sufrían de estrés postraumático eran más agradecidas que aquellas que sí lo presentaban.
Este tipo de estudios ha sido replicado con diferentes poblaciones (víctimas del 11 de septiembre, mujeres de pregrado, etc.) y los resultados son consistentes.
La relación es clara: la gratitud permite tener una perspectiva más amplia y una actitud de apertura que, a su vez, son responsables de un mejor manejo de las situaciones difíciles.
Con ello, la invitación sería reflexionar acerca de ¿qué tan agradecido te consideras?, ¿qué podrías hacer para cultivar dicha virtud? En este sentido, no hay recetas de cocina ni fórmulas secretas. Pero lo que sí sabemos es que cada quien puede encontrar, dentro de una amplia gama de recursos, el que mejor le funcione e incorporar la gratitud como parte de su vida diaria.
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