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¿Tu concepto de felicidad te hace feliz?

Seamos honestos, hay tantos significados de felicidad como personas hay en el mundo y la segunda definición de felicidad de la Real Academia de la Lengua Española sustenta esta afirmación: “Felicidad: 2. Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz.” Esto básicamente quiere decir que cualquier cosa que contribuya a nuestra propia satisfacción puede ser calificada, en sí misma, como felicidad. Sin embargo, el tema es complejo y muchas veces lo que creemos que nos da satisfacción causa todo lo contrario. Así que el día de hoy decidí enfocarme en tres ejemplos muy comunes de esta contrariedad.

El primer caso tiene que ver con que muchas personas en la actualidad – la mayoría a raíz de la moda de la positividad- buscan estar en un permanente estado de júbilo a través de la represión de sus emociones negativas. Esto, eventualmente, provoca que llegue un punto en el que no pueden aguantar guardarlas más e, irremediablemente, terminan por explotar a través un ataque de ansiedad o un episodio de ira incontrolable. Para evitar tal situación, siempre que empecemos a sentir emociones desagradables -lo cual es totalmente natural- es recomendable: buscar la manera de expresarlas asertivamente, evitar que nublen con negatividad todas las áreas de nuestra vida, y, por último, entender que la felicidad no significa estar siempre alegres o llenos de júbilo, sino más bien aprender a domar y redirigir nuestras emociones negativas con el fin de darles un uso más productivo o conciliador.

El segundo caso se relaciona con el hecho de que algunas personas califican la felicidad de la misma manera que la RAE la define en su tercera forma: “3. f. Ausencia de inconvenientes o tropiezos.” o, en otras palabras, creen que ser feliz significa vivir libre de dificultades. Sin embargo, como el autor Mihály Csíkszentmihályi (1990) menciona en su libro  “Flow”, cuando una persona se encuentra con un reto suficientemente complejo como para poner a prueba sus habilidades pero no lo suficientemente difícil como para no poder ser superado, lo más probable es que dicho individuo entre en un estado de inmersión mental profunda al que Mihály llama ‘Estado de flujo”. Esto ocurre porque nuestra mente necesita estar tan enfocada que no se puede pensar en otra cosa más allá de la actividad en cuestión o, como algunos artistas y deportistas lo describen, el individuo termina por volverse uno con la acción en ejecución. Además, está comprobado que la abundancia de situaciones retadoras que nos provoquen este estado de flujo contribuye en gran medida a nuestra satisfacción personal. Por otro lado, las situaciones difíciles hacen que ocupemos toda nuestra energía física, mental y espiritual para resolver problemas que a veces podrían parecer irresolubles y esto, en consecuencia, nos permite vislumbrar nuestras verdaderas capacidades y fortalezas, incrementado, a su vez, nuestro propio autoestima. Con esta información podemos darnos cuenta de que las dificultades, desde la perspectiva correcta, pueden ayudarnos a incrementar nuestros niveles de satisfacción personal, así como la confianza que tenemos en nosotros mismos.

El tercer caso de estudio es, de hecho, el mismo que el segundo; solo que enfocado hacia las relaciones interpersonales. A lo largo de mi vida he contemplado que muchas personas llegan a creer, incluyéndome, que lograrán alcanzar su felicidad de la mano de una relación íntima de ensueño y sin dificultades, ya sea en forma de un amigo, un mentor o una pareja sentimental. No obstante, como algunos hemos atestiguado de primera mano, las relaciones interpersonales reales nunca vienen carentes de conflictos que aparecen tarde o temprano y eso es algo que la mayoría de nosotros solemos interpretar como algo negativo e incluso algunos otros llegamos a ver como indicativo de que la relación en cuestión va en declive, cuando la realidad podría ser todo lo contrario pues, como mencionaba el célebre autor y profesor de psicología Tal Ben-Shahar en una de sus entrevistas, las relaciones realmente íntimas y fuertes siempre tienen una dosis sana de conflicto recurrente, ya que ésto permite el crecimiento de ambas partes al proveer de una perspectiva ajena y más objetiva mutua. Por el contrario, una relación sin diferencias resulta siempre en estancamiento y entorpecimiento de la misma manera en que una vida sin retos no es capaz de proveernos de una satisfacción personal verdadera y duradera. Y lo que es más grave, es una relación falsa; por esta misma razón solemos llamar verdaderos y grandes amigos a aquellos individuos que son capaces de ser totalmente honestos con nosotros cuando así lo consideran necesario.

Por último, los invito a poner bajo la lupa su propia definición de felicidad con el fin de analizar si, como a mí me pasó durante mucho tiempo, ésta podría estar generando infelicidad y frustración innecesaria en sus vidas al hacerlos aspirar a una idea ilusoria o falsa de la misma; en cuyo caso sería el momento ideal de replantearse dicha definición y redirigir sus esfuerzos hacia la búsqueda de un nuevo concepto de felicidad que sea capaz de crear en sus vidas una satisfacción y un bienestar reales y potencialmente duraderos.

Yves Miguel Silva González
Yves Miguel Silva González
Un joven que cree que la vida puede ser maravillosa si nos atrevemos a tomar la responsabilidad de nuestro ser a través de nuestra mente, cuerpo y emociones.
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