Uno de los factores más importantes para determinar la felicidad y el éxito que una persona tiene o tendrá a lo largo de su vida es la confianza que tiene en sí mismo. Según el diccionario, confianza quiere decir “tener esperanza firme en alguien o algo”. A su vez, por definición, tener esperanza es sinónimo de “pensar que aquello que deseamos es posible pero aún no existe”. De esta manera, la autoconfianza podría definirse como el nivel de esperanza que tenemos en nosotros mismos y en nuestra capacidad de poder lograr lo que deseamos. La realidad es que hay muchísimas formas en las que podemos incrementar la confianza que tenemos en nosotros mismos. Sin embargo, en esta ocasión me gustaría abordar una forma que acabo de descubrir de la mano de la escritora y académica Brené Brown, introducida a mi vida gracias a mi mentora Alejandra (¡Gracias Ale!). Y dicha forma es la siguiente: Aprende a abrazar y mostrar tu vulnerabilidad.
Quizá esta recomendación pudiera parecer contraintuitiva ya que se suele relacionar la vulnerabilidad con el ser débil, frágil o pusilánime. Pero, en realidad, todos somos vulnerables en cierta medida tanto física como emocionalmente. Por ejemplo, la mayoría de nosotros llevamos en el cuerpo una considerable cantidad de cicatrices y marcas que señalan los lugares donde en algún momento la piel fue dañada o maltratada. De alguna manera, también son recuerdos de pruebas difíciles que hemos logrado superar (como las estrías que tienen muchas mamás después de haber logrado la magnánima tarea de crear y mantener otro ser vivo en su interior) o de experiencias que nos enseñaron cosas que no debíamos de hacer (como poner la mano en la estufa caliente). Sí, le pasó al primo de un amigo. Por otro lado, es importante recordar que allí donde se tienen cicatrices, la piel se vuelve más sensible y más frágil, ya que aunque el tejido se ha sanado, por alguna razón la piel de “reemplazo” no es tan resistente como la “original”.
De la misma manera, nuestro cuerpo emocional también lleva consigo varias cicatrices de momentos en los que nuestra confianza se vio ultrajada. Aquella vez que un amigo se pasó de listo y dijo algo hiriente o esa otra vez en la que lograste algo grandioso pero los demás casi no lo notaron, son ejemplos de situaciones en donde nuestra esperanza podría haber sido dañada y en donde quizá hoy quede una cicatriz de tal evento. Pero las cicatrices emocionales no se muestran en forma de tejido blando regenerado, sino en forma de patrones de conducta particulares y en las que, como en la piel dañada, nuestras emociones son más frágiles y sensibles. Por ejemplo, quizá debido a eso que tu amigo dijo ahora te molesta demasiado cuando las personas hieren a los demás y te has convertido en una defensora fiel del autoestima y la justicia. O quizá, como casi nadie notó tu éxito de aquella vez, decidiste que nunca te volvería a pasar y ahora celebras en demasía cualquier nuevo logro que consigues alcanzar en tu vida.
Sea como sea, TODOS, sin excepción, llevamos con nosotros estas cicatrices. Y, al igual que con las físicas, las emocionales son recordatorios de momentos en los que, aunque sufrimos, logramos sobreponernos y sobrevivir ante la prueba que se nos haya puesto enfrente. De igual manera, allí donde tenemos cicatrices es en donde somos más frágiles y vulnerables. Entonces… ¿Qué tiene que ver todo este discurso de las cicatrices con la confianza y con mostrar nuestra vulnerabilidad? Pues muy sencillo: mostrar nuestra vulnerabilidad significa tener la disposición y la valentía de aceptar y hacer visibles nuestras nuestras partes más frágiles y más sensibles (las cicatrices) y a su vez, esto incrementa nuestra autoconfianza al permitirnos descubrir nuestras debilidades y quitarnos el miedo de mostrárselas a otras personas. “Pero Yves, ¿por qué alguien haría eso?, ¿no sería como dejar al descubierto nuestros puntos débiles a quien quiera hacernos daño?” Totalmente. Nos deja al descubierto. Pero mostrar nuestros puntos débiles es lo que nos hace fuertes y sobre todo, es lo que genera confianza y conexión con los demás. Piénsalo un momento, ¿quiénes son las personas en quien más confías? Sin temor a equivocarme te puedo asegurar que no son aquellas quienes sólo han visto tu lado luminoso y tus más grandes éxito. Sino todo lo contrario, aquellas que han visto de cerca tus fracasos, quienes conocen tus más oscuros secretos, quienes te han visto llorar o maldecir en un ataque de ira incontrolable o que, por otro lado, tú las has visto y acompañado a ellas en esos momentos difíciles. Porque aunque mostrar nuestras fortalezas puede impresionar a algunas personas, es en la disposición a mostrar nuestra vulnerabilidad donde se empieza a gestar las verdaderas conexiones, donde nace la compasión, donde nace el amor y, sobretodo, donde nace la verdadera confianza.
Como nota final, me gustaría invitarlos a que le den un vistazo a la conferencia de Brené Brown en la plataforma TED debido a las poderosas ideas que logra transmitir. Ir a la conferencia.
Enviar WhatsApp