¿Sabían que muchas de las grandes mentes de la historia lograron grandes cosas gracias a uno o varios cuadernos? Para saber por qué, primero les explicaré cómo funciona la memoria humana: según las estimaciones, el cerebro humano tiene una capacidad de memoria total cercana a un petabyte, lo cual equivale aproximadamente a unas 50.000 veces la capacidad de almacenamiento de tu teléfono celular. ¿Pero eso no es muy poca capacidad para almacenar una vida de recuerdos? La respuesta es que sí, es muy poca memoria para toda una vida humana si la comparamos con la memoria de un ordenador. Verán, el sistema de memoria del cerebro humano funciona de manera muy diferente al de una computadora, pues no guarda automáticamente todo lo que percibe a través de los sentidos, sino que filtra lo que considera importante y el resto decide olvidarlo.
Por ello, los científicos han dividido el sistema de memoria humano en dos partes: la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo. La primera se encarga de los últimos días u horas y la segunda de lo que ha pasado a lo largo del tiempo. ¿Y qué o quién decide qué recuerdos logran pasar de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo? Principalmente, el componente emocional.
Esto se explica porque como para el cerebro sería sumamente agotador y costoso (energéticamente hablando) recordar todo lo que percibe a través de los sentidos, hemos evolucionado para recordar sólo lo que tiene un gran impacto emocional en nosotros (y por lo tanto es importante). Por eso a veces somos capaces de recordar vívidamente los colores y olores de nuestro hogar de la infancia pero nos resulta sumamente difícil hacer lo mismo con lo que sea que hayamos desayunado la semana pasada. Y es también por esta misma razón que es tan difícil sanar algunos traumas, ya que el componente emocional fue tan fuerte que quedaron profundamente impregnados en nuestra memoria y para sanarlos se necesita una guía terapéutica profesional. Otro ejemplo curioso es el hecho de que la mayoría de nosotros no recuerda todo lo que estudió cuando era estudiante a pesar de que muy probablemente lo repasamos una y otra vez de manera incansable para pasar los exámenes, pero como no era emocionalmente relevante, nuestro cerebro decidió olvidarlo.
Ahora que ya sabemos algo de cómo funciona la memoria, quiero compartirles que muchos de los grandes genios de la historia no sólo hicieron grandes cosas porque desarrollaron sus fortalezas, sino también porque reconocieron sus limitaciones y decidieron hacer algo al respecto. ¿Cómo? La inmensa mayoría… con un cuaderno. Así es, casi todas las grandes mentes de la historia siempre llevaban consigo un cuaderno o bloc donde poder escribir en todo momento: Picasso, Hemingway, Michael Faraday, Nikola Tesla, Newton, Erasmo de Rotterdam, Benjamin Franklin e incluso es gracias a los cuadernos de Charles Darwin o de Leonardo Da Vinci que sabemos cómo lograron sus respectivos avances científicos y tecnológicos.
Cuando supe esto, hice mi propia investigación al respecto y encontré que muchas personas en internet han hecho el experimento de traer su propio cuaderno de notas para apuntar sus ideas, pensamientos, etc. y con ello han mejorado sus vidas notablemente. Después de saberlo, me hice de mi propio cuaderno de notas (aunque preferí aprovechar la tecnología y hacerlo digital) y en efecto, ¡mi vida ha mejorado sustancialmente! ¿Pero cómo es que un simple cuaderno nos puede mejorar tanto la vida? La respuesta se basa principalmente en tres factores. El primero es que cuando escribimos lo que traemos en la cabeza -ya sea un pensamiento, una idea o una emoción- se libera un espacio mental de tamaño considerable que nos permite enfocarnos en otras cosas (probablemente más importantes). El segundo es que el hecho de plasmar algo en papel nos permite repasarlo y analizarlo con más profundidad y en consecuencia eso provoca que, si es una idea, la recordemos y entendamos mejor y si es una emoción o un sentimiento, la procesemos y asimilemos de una forma más tranquila y racional (por eso muchos psicoterapeutas recomiendan llevar un diario cuando se está pasando por un proceso emocional intenso). Y por último, el tercero es que si en algún momento necesitamos recordar algún apunte, alguna idea o algún boceto, siempre podremos recurrir a nuestro cuaderno para lograrlo. Después de todo, como ya vimos antes, nuestra memoria tiene sus límites y como dice un amigo de la familia, “más vale la pálida tinta de una pluma que la más brillante memoria”.
Finalmente, te invito a que hagas la prueba tú mism@ y te hagas de tu propio cuaderno de notas o de alguna herramienta digital diseñada para ello y te animes a plasmar ahí tus ideas, tus sueños, tus emociones, tus bocetos y hasta las tareas del día o la lista del súper. Te aseguro que te sentirás más ligero, más centrado, más inteligente y hasta más alegre, pues le permitirás a tu mente tener más espacio para lo importante: tu felicidad y bienestar.
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