El blog pasado les mencioné que dedicaría una publicación completa a las tres técnicas de estudio que más me han ayudado durante los últimos meses en la carrera de medicina. Y no sólo a obtener buenas calificaciones, sino a realmente comprender los contenidos del programa y a integrarlos entre ellos para ponerlos en práctica cuando llega a ser necesario. Hasta pueden preguntarle a cualquiera de mis familiares cercanos al respecto (a falta de prácticas en la facultad, he tenido que usarlos como voluntarios). ¡Pero no se preocupen! Todos están sanos y salvos. Incluso, hasta más sanos que antes. En fin, como lo prometido es deuda, ¡a continuación les comparto dichas técnicas!
- Técnica de Pomodoro. Fue desarrollada por el italiano Francisco Cirillo durante los 80’s y su nombre se debe a que el temporizador que Cirillo usaba cuando iba a la universidad tenía forma de tomate (pomodoro significa tomate en italiano). Su metodología se basa en programar sesiones de trabajo divididas en periodos de trabajo y descanso, usualmente de 25 y 5 minutos, respectivamente. Aunque estos tiempos son la medida estándar, cada uno puede adaptar las longitudes tanto de las sesiones productivas como de los descansos a como mejor le convenga (yo lo hago en intervalos de hora y media de trabajo y media hora de descanso). Lo importante de esta técnica es encontrar un ritmo que nos acomode y nos permita utilizar el tiempo de la mejor forma posible mientras mantenemos el equilibrio entre esfuerzo y descanso. Muchas veces las personas quieren ser productivas todo el tiempo y olvidan que tanto la mente como el cuerpo necesitan descansar para reponerse. El hecho de tomar eso en cuenta es la razón de por qué esta técnica me gusta tanto.
- Método Feynman. Su nombre fue acuñado en honor del célebre físico teórico Richard Feynman, quien se dice tenía una capacidad casi sobrehumana de entender temas tan complejos como la mecánica cuántica y ponerlos en términos simples para poder explicarlos y enseñarlos a otras personas, sobre todo a sus alumnos universitarios. Y este método tiene la misma base: si no podemos explicar algún tema a alguien en términos simples, es porque realmente nosotros tampoco hemos entendido el tema en sí. Por ello, esta técnica nos invita a aprender las cosas como si las fuéramos a exponer a otra u otras personas posteriormente. Algo así como “aprender para enseñar” y así, naturalmente buscaremos los principios básicos del tema y los hilaremos de tal manera que se forme el panorama completo de la idea que queramos asimilar en nuestra mente. Después de todo, hay que recordar que entender algo no significa haber memorizado todos los detalles relacionados con ello, sino haber armado una “mapa” en nuestra mente que conecte todos sus conceptos de forma organizada y congruente para, cuando sea necesario, poder guiarnos con él hacia la aplicación del conocimiento obtenido. Para ponerlo en práctica, te recomiendo mucho el uso de analogías entre lo que quieres entender y cosas que tú ya conozcas, ya que está comprobado que el cerebro piensa a través de interrelaciones entre el conocimiento nuevo y el que ya se sabe. Yo, por ejemplo, para aprender el metabolismo de algunos nutrientes en el cuerpo, hago la analogía de una fábrica con sus debidos trabajadores y máquinas, facilitándome bastante el trabajo de aprender un tema que de otra manera sería complejo de asimilar.
- Active recall o repaso activo. Y hablando de analogías, la mejor forma de describir esta técnica es que se basa en entrenar a tu cerebro como si de una disciplina física se tratara (por eso se llama active recall). Piénsalo un momento: ¿cuál es el objetivo de entrenar o practicar, ya sea en algún deporte, arte marcial o hasta en una disciplina artística? En pocas palabras, simplemente se trata de recrear un determinado escenario “real” pero en condiciones seguras o con el mínimo riesgo posible. Por ejemplo, poder correr tan rápido como sea posible en una pista de atletismo sin el miedo a perder la carrera, poder golpear un costal sin el miedo de que el costal te devuelva el golpe o poder perfeccionar un trazo sin el miedo de arruinar toda una obra. De esta manera, el cerebro aumenta las conexiones neuronales para realizar dicha tarea cada vez mejor hasta que, cuando por fin tienes que enfrentarte al escenario real (una competencia, un torneo, o un lienzo) tienes la habilidad suficiente para hacer en lo que sea que te hayas preparado de forma suficientemente competente.
De la misma manera, el repaso activo se basa en la idea de que para memorizar algo debemos recrear constantemente las condiciones del escenario en donde vayamos a necesitar los conocimientos que deseamos adquirir. Por ejemplo, realizando exámenes simulacro o haciendo uso de flashcards (cartas de doble cara con una pregunta de un lado y la respuesta del otro). Poner a prueba de estas maneras a tu cerebro funciona muy bien porque es una forma decirle “¡Hey! Es importante recordar esto, ¡es mejor que lo guardes en la memoria a largo plazo!”, mientras que cuando sólo nos la pasamos repasando el tema una y otra vez suele costarnos más trabajo retener la información, ya que si no hay algo que te emocione lo suficiente del tema, al cerebro le dará igual recordarlo o no. De igual manera, no es necesario que hagas exámenes para aprovechar este método, bastará con que la próxima vez que oigas un dato interesante, te lo reformules a ti mism@ en forma de pregunta. Por ejemplo, un dato curioso que quiero compartirte es que nuestro cerebro tiene entre 10.000 y 100.000 millones de neuronas, aproximadamente el mismo número de estrellas en nuestra galaxia. Así que para recordarlo después, al terminar de leer el blog, puedes preguntarte a ti mismo: “¿Cuántas neuronas tengo en la cabeza?” Y podrás responderte: “tantas como la cantidad de estrellas en nuestra galaxia, de 10.000 a 100.000 millones”. Nada mal para lo que pueden hacer más de 10.000 millones de neuronas, ¿no crees?
Antes de finalizar, me gustaría sincerarme y confesar que desde la última publicación hasta ahora descubrí una cuarta técnica que, combinándola con las tres mencionadas anteriormente, me ha dado resultados aún muchísimo mejores. Pero como es algo extensa, mejor lo dejaré para la próxima ocasión. Espero que hayan disfrutado aprender estas técnicas de estudio/aprendizaje tanto o más de lo que yo he disfrutado compartiéndolas. Traten de combinarlas, experimentar con ellas, personalizarlas o hasta integrarlas con sus propios métodos. Después de todo, hay tantas formas de aprender como personas hay en el mundo. ¡Les deseo un feliz, basto y muy divertido aprendizaje! Por favor, cuídense mucho.