Hoy en día, la mayoría de oficios y profesiones requieren que seamos capaces de trabajar en equipo. Esta capacidad no sólo sirve para ser más productivos, ¡sino también para estar más sanos! Ya que está comprobado que tener una relación amena con nuestros compañeros de trabajo aumenta nuestros niveles de felicidad en todas las áreas de nuestra vida. Después de todo, sentirnos cómodos en un área a la que le dedicamos buena parte de nuestra vida, debería ser prioridad. Por ello, hoy me gustaría compartir con ustedes tres fortalezas que todos nosotros podemos desarrollar y que sin duda pueden llegar a mejorar de manera significativa nuestra interacción en cualquier equipo:
- Inteligencia social. Esta fortaleza puede definirse como la capacidad de una persona para establecer relaciones con otros de forma empática y asertiva y es en estos dos últimos conceptos en donde yace el secreto para el éxito de cualquier interacción entre dos o más personas. Por un lado, tener empatía significa inferir o percibir los pensamientos, emociones o sentimientos de los demás. Por el otro, asertividad significa conocer bien los derechos propios y defenderlos. Por ello, si miramos con detalle nos daremos cuenta de que la inteligencia social no es más que la capacidad de entender las perspectivas ajenas mientras respetamos nuestra propia integridad. ¿Y cómo podemos lograr eso? ¡Muy sencillo! Lo primero que debemos empezar a practicar para ayer es nuestra capacidad de escucha y observación. Cuando seamos capaces de escuchar y observar con atención nuestro entorno y a las personas con las que interactuamos, las conoceremos más a fondo y seremos capaces de entenderlas y responder mejor ante sus acciones, palabras o actitudes. Lo segundo es iniciarnos en el arte del autoconocimiento. Es decir, si no sabemos lo que queremos, lo que nos gusta o lo que estamos dispuestos a tolerar, no seremos capaces de respetar dicha integridad porque no sabremos dónde queda eso. Por ello, al conocernos, nos volvemos capaces de vislumbrar los límites que no queremos que nadie cruce y así también poder defenderlos.
- Justicia y perspectiva: Aunque haya muchas definiciones de justicia, en esta ocasión nos enfocaremos más en la de tener una perspectiva justa, es decir, aprender a ponderar todas las opciones en una determinada situación de manera objetiva e incluyendo todos los argumentos, incluso aquellos que vayan en contra de nuestras propias convicciones. No les voy a mentir, lograr esto puede llegar a ser difícil porque es técnicamente imposible apagar nuestras emociones y de pronto ser 100% imparciales. Sin embargo, lo que podemos hacer para evitar que sean un obstáculo es rebatir con nosotros mismos. Esto significa que cuando tengas una idea o una opinión trates de argumentar en contra de dicho argumento (ya sea internamente o de forma escrita) de todas las formas que se te ocurran. Esto no sólo abrirá tu mente a recibir ideas diferentes o contrarias, sino que también te hará ver en qué puedes mejorar tu propio argumento y te permitirá tener una perspectiva más clara y más neutral de las cosas.
- Autenticidad: Brené Brown, una de nuestras heroínas en el instituto, define la autenticidad como la práctica diaria de dejar ir quienes creemos que somos y abrazar quienes realmente somos. Y aunque pudiera parecer complicado, en realidad lo único que nos impide ser nosotros mismos no es más que el miedo de lo que los demás (sean nuestros padres, hermanos, hijos, pareja o sociedad en general) pudieran pensar de nosotros. Y esto en sí mismo no está mal, si alguien es importante para nosotros sus opiniones también lo serán. Sin embargo, debemos aprender también a ampliar nuestra perspectiva (por eso mencioné esa fortaleza antes) y darnos cuenta de que las opiniones que ellos tienen, así como las nuestras, pueden estar sesgadas, anticuadas o incluso totalmente equivocadas. Comprendiendo esto seremos capaces de adquirir la valentía de ser como nosotros realmente queremos ser y no como nos enseñaron a ser. Además, al practicar la autenticidad no sólo te vuelves más feliz y eficiente en un equipo; también la contagias a tus compañeros de grupo. Después de todo, como dice Marianne Williamson: “Cuando dejamos nuestra luz brillar, inconscientemente le damos a los demás el permiso de hacer lo mismo. En cuanto nos liberamos de nuestro propio miedo, nuestra presencia automáticamente libera a otros”.
Ahí lo tienen, tres fortalezas que pueden empezar a trabajar desde hoy mismo y que no sólo mejorarán su trabajo en equipo, sino que los hará más felices, más conscientes, más eficientes y hasta más amorosos. Finalmente, recuerden que un equipo es cualquier interacción entre dos o más seres con un objetivo en común, así que anímense a implementar estas fortalezas en todas sus relaciones interpersonales (y hasta con sus mascotas). ¿Quién sabe? Quizá todos tenemos cerca un dream team esperando a ser descubierto.